Es fácil pasar desapercibido, años y años, hasta que te encuentra alguien y te erige una estatua o en este caso una fotografía. Ya podrás descansar en paz despues de tantos remiendos para aguantar fuerte, vigorosa y estóicamente, porque tu vida aun no acabó y quedó para la posteridad. No eres de aluminio, ni de ningún metal noble, pero fuiste testigo de historias entre moradores y caminantes. Rememora tu calor contra el frío tu fuerza contra el asaltante y tu transparencia contra la luz y yace orgullosa por un descanso mas que merecido.

Aquí teneis otra fotografía de Laroya, en este caso una microventana que tenía muchos remiendos. Me pareció importante el rendirle un homenaje y sacarla de aquellas angostas calles y traerosla aquí.

Espero que os haya gustado la captura, un abrazo y hasta la siguiente. a seguir fotografiando!.