Uña, un pueblo maravilloso de Cuenca. Todo un paraje para pasar unos días allí. Muy cerca de la capital tiene una laguna y un entorno idílico que invita a pasear, disfrutar de la naturaleza, hacer deportes o pegarte una "panzá" de comer en sus exquisitos restaurantes. Podría haber hecho mil fotos en este lugar, pero esta vez decidí dejarme llevar por lo que me transmitía el sitio y disfrutarlo al máximo sin tener en cuenta el gatillo de mi cámara. Mi hija correteaba por los sendero anejos a la laguna y Loli aprobechaba para cerrar un poco los ojos y dejarse ensimismar por el canto de los pájaros y las cigarras.

En esta ocasión era una una foto de lo vivido no un vivir una foto. Esta captura está sacada al mediodía, con la luz muy dura. Pero es una de esas ocasiones donde eso no importa ya que los rayos directos del sol hacen del agua un efecto espejo y torna los azules en turquesas muy llamativos. El formato vertical le da mucha fuerza.

Una captura que espero que la disfruteis tanto como yo la disfruté en su momento.