Laroya es una ciudad y pueblo alegre, de calles musulmanas llenas de moros y cristianos, gentes de lóngevas vidas cuyas calles llenaron de fuego los noticiarios. Ahora, con el paso de los años aún resiste fuerte en su montaña, al pié del recuerdo de su castillo, con fachadas encaladas y tejas pegadas al aire deslumbra al observador y hace las delicias de cualquier fotógrafo que se precie. Laroya, una lágrima se me escapa porque vivirás mas que nosotros, te viviran nuestros hijos y seguiras allí cientos de años, porque tus raices son las rocas y tu fuego la sangre de tus paisanos.....

En la fotografía un sol "a ratos" choca entre nubes y piedras, sombras y texturas. Y como dice la canción de Sabina, ruido, mucho ruido.....

Espero que os haya gustado la captura, un abrazo y hasta la siguiente....