La devoción es un sentimiento guardado en el cofre del alma, que acaba escapando y recorre la sangre para acabar muriendo, en el torrente de las lágrimas.

La Ermita del Rocío es un lugar entrañable para la realización de tomas fotográficas. Fué una lástima no haber contado ese día con un gran angular para poder hacer recogido lo impresionante de la casa de la Blanca Paloma. Muchos de vosotros me conoceis, soy (en cuestiones de fotografía) de gatillo fácil, y como no podía ser de otra manera, aproveché para hacer mas de 50 fotos aquí. Lo curioso del momento es que había dos grandes carteles en ambas columnas que indicaban que estaba prohibido el realizar fotografías en el interior de la ermita. Lo que me acarreó problemas con el responsable de seguridad ya que quería quitarme hasta la cámara fotográfica. Ellos dejaban una o dos fotografías de cortesía por familia a la virgen. Creedme, no los ví. No suelo ser irrespetuoso con los sitios donde no se puede fotografiar.

Esta fotografía admite diferentes reencuadres y correciones de lente. Soy consciente de ello, pero he querido dejar el máximo de información que tenía la fotografía para poder observar la magnífica bóbeda de la ermita en comparación con el retablo y La Virgen. Simétrica, vertical, no guarda las proporciones, está capturada desde el suelo arrodillado, no guarda la regla de los tercios. Tiene todas las papeletas para ser una mala captura. Pero para qué se hicieron las reglas sino es para saltárselas cuando se crea conveniente. Además, al utilizar una sensibilidad alta de la cámara, aparecen zonas con ruído digital. Os pido perdón a todos los puristas de la fotografía, prometo portarme mejor en la siguiente.

Un abrazo para todos y espero volver pronto.

Y a seguir fotografiandoo.....

Pd.: Esta fotografía se la dedico a uno de mis mejores amigos, Diego Bueno, por aquella tarde que tuvo que pasar, aguantándome a mi haciendo fotos y a su hija y a la mía, Irene y Loli, mientras nuestras mujeres buscaban vestidos de gitana. Eres un currante....